A pesar de vivir en una ciudad dormitorio del sur de Madrid, pobre, habitada por gente de clase obrera entre la que me incluyo y siempre me incluiré a no ser que tenga mucha suerte en la vida -y la verdad que no la busco- o sea capaz de aprovecharme de los demás como hacen los que amasan fortunas -y la verdad es que no lo soy-, no echo mucho de menos Madrid capital donde he vivido toda la vida, excepto para ciertas cosas concretas.
Mi lugar tiene muchas carencias, pero en el centro de la ciudad sería impensable encontrar un espacio tan abierto como el que tengo al lado de casa y que se puede observar en esta pésima fotografía tomada con el móvil.
Allí, en un noveno piso de esos bloques lejanos vivo yo, y aquí en este punto de este espacio verde estoy en 20 minutos desde que monto en el ascensor.
No es un parque público tal cual y tampoco es el campo, pero es un desahogo cercano bastante agradable, sobre todo en primavera, cuando está repleto de flores y pájaros. Aún es pronto para las flores, pero los pájaros ya están en plena actividad. Por algunas horas, cuando no tengo nada que hacer -cosa muy poco probable-o cuando tengo mono de monte -cosa muy probable- me dejo caer por allí ya sea sola o acompañada.
Me gustaría dedicar esta entrada a los que no son aficionados a observar aves, para hacerles ver que están ahí mismo junto a sus casas, que las habrán visto y escuchado muchas veces, que no hace falta ser experto para acercarse un poco a este mundillo.
Lo que muestro a continuación fue el resultado del paseo: fotos testimoniales tomadas con un catadrióptico 500 mm. rescatado del baúl de los recuerdos, que da unas imágenes muy mediocres pero que me apetece colgar.
La bienvenida la dió el verdecillo (Serinus serinus), ¿cómo no?. Para mí el principal cantarín a la primavera. Aunque no seáis muy observadores de estas cosas algunos de los lectores que habitualmente leéis, seguro que lo habéis oído cantar.
Estos días se le oye por todas partes reclamando su posadero. Según vengo a trabajar puedo oirlos desde el amanecer hasta el atardecer siempre en las mismas zonas que ya tengo identificadas. Me encanta la fuerza de este pajarín y esa intensidad con la que proclama que ha encontrado su lugar.
Las omnipresentes urracas (pica pica) que me parecen muy bonitas -¡y son muy inteligentes!- lo que ocurre es que estamos tan acostumbrados a ellas que ya no nos llaman la atención.
Para mi sorpresa, una collalba gris (Oenanthe oenanthe), la primera que veo y que ni sabía que existían al lado de mi casa. En principio la confundí con una lavandera, pues estaba pegadita a ésta.
Lavandera blanca (Motacilla alba). Que también habréis visto, son esos pajarines tan simpáticos blancos y negros que andan correteando por el suelo plantando patita tras patita cerca de algún charco, no andan a saltos como nuestros gorriones.
Las golondrinas (Hirundo rustica) hace poco que llegaron -como decía Bécquer "Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar"- y se mantenían cerca de los humedales, que también tengo alguno cerquita de casa. ¡No me digáis que no las habéis visto aún!
Por el suelo correteaban las perdices (Alectoris rufa).
Liebres ibéricas (Lepus granatensis) vi muchísimas, no tengo claro si jugaban entre ellas o eran una especie de discusiones pues están en época de reproducción y los machos andan disputándose a las hembras. El caso es que se pegaban unas buenas carreras las unas a las otras y se enzarzaban de vez en cuando, así que me inclino más por la segunda opción. De los viandantes pasaban bastante, excepto cuando te acercabas demasiado. Creo que se están empezando a acostumbrar. O quizá es que cuando el instinto reproductor llama hay cosas que pasan a segundo plano, como el preocuparse por los que miramos.
Por lo demás que yo viera: cernícalo, mirlos, tórtolas turcas, palomas torcaces, un Pito real que no dio tiempo a inmortalizar y este pajarín que no me atrevo a identificar. Allí lo ví bastante mal y ahora en la fotografía tampoco lo veo bien. Alguien con más experiencia que me indique. ¡Muchas gracias!
Pardillo común (Carduelis cannabina)
Por la tarde me desplacé a otro parque cercano, éste ya es más parque pero bastante grande y con zonas, por suerte poco transitadas, donde el año pasado vi anidar a los preciosos abejarucos, cosa que tampoco me habría imaginado. De momento no había rastro de ellos. Espero que estén al caer pues si no me equivoco comienzan a llegar a finales de marzo.
Como véis la verdad es que no me puedo quejar. ¡Animaros a investigar los alrededores de vuestra casa! ¡Seguro que os lleváis alguna sorpresa!
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