Así que esta vez resumiremos una nueva visita a Estambul sólamente en unas cuantas pinceladas.
Estambul sigue siendo aquella ciudad que se describe perfectamente en esta frase: "urbe en constante movimiento, caótica y sorprendente donde lo antiguo y lo moderno se funden creando una atmósfera atractiva propia de las grandes encrucijadas o crisoles". Pero hay cosas que han cambiado de aquí a cinco años atrás, cuando estuvimos por primera vez.
Se ha vuelto una ciudad muchísimo más turística. Lo que desvirtúa en parte su verdadera esencia. Mucha más gente, mucho más comercio orientado al turismo.
Como ejemplo, el mercado de las especias ha pasado a ser en parte un pequeño "Gran Bazar", ya que donde antes no había puestos de regalos turísticos ahora sí los hay, en detrimento de la verdadera esencia que tenía este mercado. Aún así no defrauda, y tranquiliza al entrar oler esa mezcla dulce con trazas de pimentón, curry y otras cuantas montañas de polvo de colores.
Mercado de las especias.
Otra cosa diferente: se aprecian ya "turistadas" como vender a las mujeres extranjeras coronas de flores, cosa que se nos escapa, no le encontramos motivo ni relación con la ciudad (¿sería como si en España les colocáramos peinetas?) o disfrazar a los turistas con los trajes típicos para la foto. Pero está claro, el turista es una fuente importante de ingresos y se aprovecha todo lo que haga negocio.
Gran Bazar.
El centro de Estambul sigue siendo una auténtica maravilla, una ventana abierta por donde se asoma la historia.
La imponente Santa Sofía.
Mezquita de Suleiman el Magnífico.
El interior de las Mezquitas es admirable.
Los turcos son muy tolerantes con el turista cuando están en su culto. Me da que molestamos bastante, pues estamos por medio cuando entran, con nuestras cámaras de fotos mirando embobados al techo, incluso tomando fotos de ellos como si fueran seres de otro mundo. Pero lo aceptan como parte de la vida de su ciudad.
Aunque para ver el verdadero Estambul mejor alejarse del centro y callejear. Complementad la visita por ejemplo con ver a los hombres jugar las partidas en los bares o a las mujeres con sus hijos en los parques. La auténtica vida de los barrios de Estambul.
Pescando
El puente Gálata. Siempre salpicado de pescadores. Cuanto más anochece más aparecen. Incluso a horas intempestivas Estambul no descansa.
Confidencias
Por otra parte, una nota muy triste es ver gente que pasea como alma en pena por la calle mendigando, intentando competir en sacar unas monedas con los vendedores de artículos callejeros. Otra cosa que no recordábamos ver cinco años atrás. Parece ser gente procedente de la trágica guerra civil en Siria. En condiciones de absoluta pobreza. Se le cae a uno el alma a los pies viéndoles con los niños pequeños vagar por ahí y cómo algunos turistas les tratan con desprecio. Nadie se para a pensar que esta gente viene de una situación dramática muy difícil que nadie querría ni debería vivir.
Lanzando deseos de luz al cielo estrellado desde la Mezquita Azul.
No era difícil pedir un poco de paz para el mundo.
No era difícil pedir un poco de paz para el mundo.
Para finalizar, creo que a pesar de todo nunca dejaría de volver a esta ciudad. Lo merece mucho. La vida que tiene, la gente amable, el ambiente de las calles a cualquier hora, el comercio en cualquier esquina...Atrae mucho. ¡Estambul es VIDA! Volveremos seguro.
5 comentarios:
¡que bien!!!!
... pues es verdad que tiene buena pinta... Otra ciudad que tengo pendiente.
Besos.
Sí! Creo que es una cuidad donde me acostumbraría perfectamente a vivir. Ya sabes. Tienes que volver! ;)
Por cierto, has visto qué cantidad de gente había? Increíble.
Vaya! No puedo entender que me salga ahora tu comentario Anzaga! Claro que sí! Tienes una cuidad pendiente. No te fies mucho de las noticias de la tele, ya sabes que siempre sacan lo peor. Anímate a ir! Bsos!
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