Durante el domingo se celebró en Madrid la XXI Fiesta de la Trashumancia.
Más de 2.000 ovejas circularon por el centro de la capital para reivindicar el paso de Cañada Real por la ciudad, aunque el hecho tiene poco de reivindicativo y mucho de festivo.
La Cañada Real que discurre por Madrid ha sido engullida por el asfalto y la construcción.
Aún así conviene recordar cada año que existe.
Principales vías pecuarias. Fuente: Wikipedia.
Ésto propicia que dos mundos ya casi antagónicos se mezclen ante la mirada atónita de turistas y urbanitas que pocas veces ven esta estampa rural de cerca.
Las personas llegadas de diferentes puntos de España llenaron Madrid de colorido con su música, bailes y trajes típicos.
Sin embargo no pudimos dejar de echar en falta otros elementos muy importantes vinculados al manejo del ganado trashumante: los perros. Sólamente recordados por la presencia de un pastor catalán casi perdido entre la multitud.
Antonia
El único mastín -tan necesario en la protección del ganado- presente en el evento fue "Antonia", originaria de León. Que no pertenecía a la organización, sino que era propiedad de un particular y observaba entre el público.
A los animales se les notaba algo nerviosos, puesto que no están en su medio. Madrid es demasiado estresante incluso para las personas que no están acostumbradas a esta ciudad, pero como cada cual tiene su carácter, algunos intentaron pasarlo lo mejor posible y probaron a ver qué les podía ofrecer este nuevo territorio.
¡ Con gusto parece ser !
Por último pedir que esta fiesta vaya al alza y no a la baja, ya que otros años se han podido ver otros elementos del mundo rural (bueyes, perros, burros...) que este año se echaron de menos. Cosas que hacen la fiesta mucho más vistosa.
Aún así, la jornada se disfrutó. Ojalá continúe en años posteriores.
Está bien que al mundo urbano se le recuerde cada año cuál es su origen.
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