Hace mucho tiempo que tenemos bastantes fotos de aves acumuladas aún sin salir a la luz. Y ell@s también se merecen su momento de gloria, así que ahí van.
Encontramos a este macho de picogordo (Coccothraustes coccothraustes) un día que fuimos a probar suerte con las águilas imperiales. Ya sólo por verlo a él mereció la pena. ¡Nuestro primer picogordo!
Otros que andaban por allí eran los abejarucos (Merops apiaster). Siempre agradables de ver con ese colorido espectacular.
Las tarabillas (Saxicola torquatus) también nos dan buenos momentos.
Una preciosa hembra de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), plumas al viento.
Escribano montesino (Emberiza cia).
Aunque en la distancia, y en el mismo momento, encontramos a la collalba rubia y la collalba gris compartiendo posaderos. ¡También es casualidad!
Collalba rubia (Oenanthe hispanica).
Collalba gris (Oenanthe oenanthe).
Los siempre nerviosos mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita).
Mosquitero común.
El repiqueteo del pico picapinos (Dendrocopos major) llama la atención en el bosque.
Otros pequeñillos atentos. Los herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus).
Siempre alegrando el entorno.
Siempre alegrando el entorno.
Herrerillo común.
Carbonero garrapinos (Parus ater). Bien agarradito a su rama.
Otra alegría es econtrarse a los gorriones molineros (Passer montanus). Dicen que cada vez más escasos, como sus compañeros los comunes.
Gorrión molinero.
Las perdiz roja (Alectoris rufa) también hace su aparición de vez en cuando, aunque son mucho menos confiadas que otros más pequeños.
Desde más arriba en época de migración, encontrarse a las grullas comunes (Grus grus) es habitual. Y si no eres capaz de verlas, seguro que sí de oirlas.
Las perdiz roja (Alectoris rufa) también hace su aparición de vez en cuando, aunque son mucho menos confiadas que otros más pequeños.
Desde más arriba en época de migración, encontrarse a las grullas comunes (Grus grus) es habitual. Y si no eres capaz de verlas, seguro que sí de oirlas.
Y ya que subimos un poco en altura, podemos pasar a las rapaces.
Este buitre negro (Aegypius monachus) nos sorprendió sobrevolándonos bastante bajo. Una gozada.
Pudimos compararle con el buitre leonado (Gyps fulvus) puesto que ambos decidieron volar a la par. Véase la embergadura de alas del negro. No en vano es el ave de mayor tamaño de la península.
Águilas reales (Aquila chrysaetos) nos hemos topado con unas cuantas.
Son una hermosura.
Intercalo aquí la foto de un cuervo osado que acosaba al águila real de la foto superior. Cuál fue nuestra sorpresa cuando al ampliar la foto en casa el cuervo iba...¡cabeza abajo!
Cuervo común (Corvus corax). Pequeño pero matón. ¡Pa chulo yo!
Y aquí otra de las reinas. El Águila imperial (Aquila adalberti). Una de las dos únicas veces que hemos tenido la suerte de verla.
Volviendo a un tamaño menor. El azor común (Accipiter gentilis).
Azores.
El gavilán común (Accipiter nisus) es otra pequeña rapaz que alegra la vista.
Los parques urbanos no son lugares a desdeñar. Se pueden descubrir bastantes aves en él. Las siguientes son sólo una pequeña muestra.
El verdecillo (Serinus serinus). Inconfundible su canto que se escucha ya en parques y ciudad aún cuando a la primavera le queda por despuntar. ¡Esos pulmones potentes e impacientes! En la foto portando una ramita.
Las omnipresentes palomas torcaces (Columba palumbus) ¿cómo no?
A pesar de no ser una gran foto ésta me gusta por la aparición del estornino negro (Sturnus unicolor). Cada cual a lo suyo. El uno cantando y la torcaz comiendo. Comparten espacio y árbol. Convivencia se llama.
Otras ya muy habituales de parques y jardines urbanos. Las cotorras.
Cotorra argentina (Myiopsitta monachus).
Cotorra de Kramer (Psittacula krameri).
Si nos acercamos al agua las sorpresas también son buenas según la época.
El cormorán grande (Phalacrocorax carbo) es uno de los más espectaculares de observar.
Focha común (Fulica atra).
Tarro Canelo (Tardona ferruginea)
En determinada época no hay que olvidar la presencia de las gaviotas en ciudades del interior peninsular, por ejemplo esta Gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus).
Gaviota reidora.
Esquema tomado de la página
Esta foto de una gaviota patiamarilla joven (Larus michahellis) fue tomada en Oporto (Portugal). Las patiamarillas están tan acostumbradas al humano que apenas se incomodaban por una foto. Incluso acudían cada mañana a la terraza del hotel donde desayunábamos a ver si algo se podían llevar. Los días lluviosos la terraza se cubría, así que no tenían más remedio que quedarse pegadas al cristal mirando cómo comíamos opíparamente.
Se sentía un@ un poco culpable, la verdad. Qué mal repartido está el mundo.
Para acabar, otra ave de algún viaje reciente, concretamente Berlín.
La corneja cenicienta (Corvus cornix).
Quise sacar detrás la archiconocida Torre de Telecomunicaciones de Berlín. Así que le dí mil vueltas al árbol bajo la mirada de la corneja (y del resto de turistas) que me inspeccionaba. No salió gran cosa. Foto testimonial.
Cuentan que en los campos de concentración próximos los córvidos eran habituales, pues tenían alimento. Es muy cruel pensar el qué, pero así viene relatado en los libros del campo de concentración de Sachsenhausen. El caso es que por la ciudad proliferan y son bastante entretenidas de observar.
«Corvus frugilegus 2» de Rafał Komorowski - Praca własna.
Disponible bajo la licencia GFDL vía Wikimedia Commons
Apuntar que nada más salir del aeropuerto maleta rodando me encontré con las cenicientas y con ¡las grajas! (Corvus frugilegus). No las había observado nunca. Demasiado pronto para ir con la cámara en la mano así que tristemente no hubo momento ni tiempo para sacar foto. Tomo prestada pues la de Wikipedia. Siento acabar con una foto que no es nuestra, pero quería dejar también testimonio de la observación.
¡Siempre me ha impresionado el enorme pico de las grajas!
Y esto aún no es todo. ¡Más aves aún en una próxima entrada!
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