Varios factores hacen de la gestión del lobo en España un espectáculo dantesco.
Por un lado está la legislación a la que la figura del lobo es sometida, diferente según territorios
(norte / sur Duero) e incluso comunidades. Una especie de limbo normativo a falta de una
legislación homogénea que facilita la diferente interpretación según a quién le convenga. La
ambigüedad abre muchas posibilidades a la manipulación.
Por otra parte la absoluta desidia de las Administraciones en querer solucionar un conflicto y
afianzar la población de lobo ibérico. Recordemos que en Portugal está ya totalmente protegido,
en algo van por delante los compañeros lusos. Sin embargo en España sólo encuentra esta
estricta protección por debajo del río Duero salvo excepciones.
Estas excepciones marcadas por la Directiva Hábitats desde Europa no tienen nada que ver con
la interpretación que se hace en España de dicha Directiva, con lo cual nuestro país incurre en la
ilegalidad cuando mata lobos por debajo de la línea del Duero una y otra vez (el último en Ávila
este mismo mes). Excepciones que convierten en norma infringiendo varios Anexos, ya que no
existe un estado favorable de conservación del lobo bajo el Duero como dicta y exige la
Directiva Hábitats. El hábitat no es favorable, ni existen estudios a largo plazo de los grupos
que lo confirmen. Los lobos son sistemáticamente exterminados de forma ilegal y con capturas
“legales” injustificadas, puesto que nunca se demuestra que sean necesarias y que haya ausencia
de otras medidas satisfactorias. Todo esto lo impone la normativa europea y no se cumple.
Otra parte importante del espectáculo llega de manos de la Justicia, que dista de serlo y dificulta
el intento de buscar objetividad y responsabilidades en las muertes ilegales de lobos. Hay
asociaciones inmersas en procesos judiciales para dar castigo a los furtivos que acaban con la
vida de lobos, incluso los estrictamente protegidos, a las que la Justicia obstaculiza el proceso
pidiendo fianzas desorbitadas o alegando que no hay pruebas a pesar de que el Seprona
confirma esas muertes.
Cuarta parte del circo: los medios de comunicación empeñados en seguirle el juego a los
sindicatos ganaderos y al sector cinegético, ambos se llevan parte del “botín” del lobo, ya sea en
forma de indemnizaciones o trofeos. También lo hace la Administración de forma indirecta, en
esto y en forma de proyectos LIFE. Por supuesto no quiere decir que no haya que pagar
indemnizaciones justas, pero es importante que salga a la luz la picaresca existente en casos
como el de los más de 300 ganaderos imputados por estafa en Asturias hace un par de años.
Para colmo todo esto salpimentado con escenas de perros sangrando abatidos en cacerías
confundidos con lobo, cabezas de lobos colgadas de puentes, señales, otros aparecidos bajo
coches en parkings o lobos decapitados que se “regalan” a los Agentes Medioambientales.
Hay temas recurrentes en la prensa como la inseguridad (falso) o el desmesurado crecimiento de
la población lupina (falso). Según la comparación de los dos censos nacionales del 86/88 y del
2014/16 las manadas sólo aumentaron en 3 grupos.
Los censos son otra pata importante del banco, pues asumen un número elevado de lobos por
manada (7 a 10 o más lobos), algo erróneo puesto que no se tienen en cuenta ni la época en la
que se realizan (reproductora) ni la mortalidad de cachorros en esta estima. Incluso en el último
censo de Castilla y León hay grupos que se dan como reproductores y no lo son, llegando a esos
1.600 lobos que establecen. Bastante importante es esta forma de “contar” lobos porque en base
a ella se establecen los cupos de lobos a matar.
Más, dentro de los Parques Nacionales, donde por cierto inconcebiblemente también se mata
lobo, no puede ser que la actividad humana prevalezca sobre la biodiversidad existente. La
ganadería se expande a sus anchas sin control modificando, contaminando y erosionando el
paisaje. No hay medidas de prevención que se adapten a la presencia de depredadores. No hay
perros que vigilen, no hay presencia humana con el ganado ni siquiera en los partos de los
animales, no hay recogida nocturna.
El ser humano debe adaptarse al entorno en el que realiza su actividad y no al contrario.
Mientras todos los factores que rodean la gestión del lobo no comprendan que se trata de
una especie fundamental, necesaria e insustituible por el papel controlador y de saneamiento
que realiza en el ecosistema, que no se puede maltratar ni matar de una forma
indiscriminada e irracional basada en limbos normativos, ilegalidades, datos inflados,
supersticiones y mentiras, al lobo lo iremos perdiendo progresivamente.
Lo más triste de todo es que no hay conciencia de que los humanos también formamos parte
de esta cadena, dañar a la biodiversidad es dañarnos a nosotros mismos. Ella a nosotros no
nos necesita, pero nosotros a ella sí.
.
2 comentarios:
Suerte con la manifestación. Se me ha solapado con la salida, precisamente, para ver el lobo en Zamora.
Entonces, aunque de otro modo, estaré también con el lobo, por supuesto.
Saludos
Hola Javier!!! Sí! Se superó la asistencia del año anterior con creces. Muy emocionante. Esto ya no para.
Espero que tuvieras suerte con el lobo en Zamora.
Abrazos!
Publicar un comentario