domingo, 14 de julio de 2013

Barranqueando entre mariposas


Creo que ya estoy mayor para abrirme paso a cuerpo por un barranco semi abandonado por el que no creo que pase nadie en muchos meses (¿años?). He vuelto llena de arañazos, cardenales y picaduras. Pero siempre hay algo que merece la pena y compensa el esfuerzo.

Ver cómo los caballitos del diablo se exhiben buscando pareja, cómo la libélula tigre se dedica con movimientos veloces a patrullar su húmedo territorio, o echarse una hora de siesta bajo la sombra de un árbol mientras la brisa refresca tu cuerpo sudoroso por efecto del esfuerzo.

Escuchar sólo el rumor del rio y de los pájaros, mientras las hojas danzan suavemente en vaivén...Tener la completa tranquilidad que da la soledad sabiendo que nadie te va a despertar...Integrarse tanto en el entorno que las mariposas comiencen a pensar que formas parte de él.  





Se trata de la misma mariposa. Si alguien se anima a identificar, sería de agradecer.