miércoles, 18 de septiembre de 2013

Visitando el Estrecho


 ¡De vuelta de vacaciones! Este año conociendo uno de los lugares al que tenía muchas ganas: ¡Cádiz!

He venido encantada. Me parece especial. Hay para todos los gustos: mar, playa, monte, observación de aves, turismo de ciudad, buena comida, buena gente...No he echado en falta nada. Todo lo que me gusta estaba allí concentrado. 




¡Y qué atardeceres! ¡Que lujazo! Para mí los más bonitos que he visto nunca junto con los del desierto en Túnez y los del "Cuerno de Oro" en Estambul.


 


Lo poquito de "bicheo" que he podido hacer -ya que cuando se va con más gente, si no son aficionados a ello, ponerse de acuerdo es complicado- me lo voy a traer al blog. Algo de aves y avistamientos marinos, como es típico allá. 

Otra cosa que me ha llamado la atención es que el ganado está prácticamente buscando comida a pie de mar. Me resulta una escena muy curiosa no ver esas playas megaconstruídas como en el Levante español u otras zonas de España. Y sin embargo ver las calas ocupadas por vacas y burros.





Me encanta ese toque salvaje, descuidado, dejado (en el sentido de poco civilizado por el hombre)....que tiene Cádiz. Creo que eso es lo que vamos buscando los que viajamos allí, el día en que eso cambie, y lo hagan igual al resto de España (planes de construcción hay, gracias a Dios no llevados a cabo), dejará de ser tan especial. Y los que buscamos eso ya no iremos. Que también hay que decir que aunque haya playas sin servicios, ni paseos marítimos...¡hay mucha gente! Cádiz está de moda. Pero con esas MAGNÍFICAS playas que tiene, tan largas y enormes, la masificación es casi imposible.




Estando allí ¿cómo no hacer una incursión en barquito por las aguas del Estrecho para ver a los delfines nadar a sus anchas? Buenísima sensación verlos saltar y nadar a toda velocidad en libertad, y no metidos en una piscina de 2 x 2 de un zoo. Espero que a los niños les lleven algún día a verlo. Esto sí que es un espectáculo en toda regla.  
 



Unos dicen que a los delfines les gusta ir delante de los barcos (os juro que éste iba a buena velocidad, parece imposible que no les engullera) debido a que les es más cómodo nadar por las corrientes que el barco genera, así que aprovechan "el tirón" por así decirlo. Otros dicen que es por simple juego. ¡Quién sabe!

En el Estrecho se ven tres clases de delfines: común, mular y listado. No penséis que el delfín común es el de los zoos. Ése es el mular. El mismo del que realizan las matanzas en Japón. Qué triste ver esas imágenes cuando has tenido oportunidad de verlos como yo, libres y felices. Se me hace un nudo en el estómago.




Delfín listado



Calderón común



 Calderón común. Imagen obtenida de "Wikifaunia"
 

El Calderón común es otro cetáceo que se puede observar en las aguas del Estrecho. De tamaño más considerable que el delfín. Los machos adultos alcanzan los 6 metros y medio. Las hembras los 5 y medio. Pueden sobrepasar las 2 toneladas. Cómo veis son más oscuros y la aleta tiene una forma "ganchuda". Se les distingue bien de los delfines, más si asoman la cabeza que es mucho más redondeada.

También pudimos disfrutar de los enormes peces luna (¡casi dos toneladas de pez!) cuyas aletas al principio confundíamos con las de los delfines, pero demasiado quieto para ser un delfín. Y a la vez  ver el planeo sobre el agua de los peces voladores, que si no habéis tenido oportunidad de ver en directo deberíais al menos buscar algún vídeo, ya que son espectaculares en "vuelo".

Nada de avistamiento de orcas ni otros cetáceos mayores que también visitan las aguas de la zona, como el Cachalote y el Rorcual común. Otra vez será y quizá en otra época del año.

Ahora os presento a otros de los habitantes de la zona, aunque estos no van de paso como algunos de los cetáceos arriba mencionados. Son los macacos de Gibraltar (mono de Berbería).




Se caracterizan por ser no tener rabo. Según he leído, todos perfectamente identificados con su número, lo cual no quita que algún desaprensivo intente comerciar ilegalmente con ellos. Se estima una población de aproximadamente 300 ejemplares en Gibraltar. Son alimentados y controlados por el gobierno gibraltareño. Aunque ellos han aprendido a robar al turista e incluso a abrir las cremalleras de las mochilas ¡Son muy listos!



Su origen es incierto. Unas teorías dicen que son lo último que queda de los macacos que poblaron Europa. Otras que fueron introducidos por los árabes o los ingleses.

No sé si se apreciará, pero la mamá que se dejó fotografiar lleva a su pequeño colgado del pecho.

Yo no les veo tan diferentes a los humanos. De hecho les veo mucho más humanos que a muchas personas.

¡Continuará!

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