lunes, 10 de noviembre de 2008

Hayedo de Tejera Negra. ¡Existen!

Sé que no es una imagen muy agradable para comenzar un post, pero a mí me ilusionó muchísimo. ¡Existen! ¡No son una leyenda!

 
¿Qué clase de monstruo merodea por aquí? ¿Qué animal va dejando truchas descabezadas por ahí tiradas al margen del rio? ¿Una trucha fresquísima recién descabezada que ya quisiera yo a la plancha? Pues sí señores....¡La nutria existe!

No sé en realidad por qué se comen solamente la cabeza y dejan el resto, del cuerpo, pero sé que es así. Algo necesitarán que se encuentra solamente en la cabeza, la naturaleza es sabia.


Es la primera vez en mi vida desde que llevo saliendo al monte que he visto, no una nutria, sino una señal de que aún se mueven por nuestros rios. No creo que logre ver una jamás, pero si un día la veo entraré en éxtasis seguro.

Como todos sabéis la nutria es una especie en extinción, su población ha ido disminuyendo con el paso de los años. Ésto motivado en su gran mayoría por el desarrollo económico, la industrialización que conlleva contaminación de los rios (ellas sólo están en aguas limpias) y la tendencia a la desertización de España por la cada vez más escasa pluvialidad, lo que produce menor nivel de agua en los rios o su total desaparición.

Otra causa es la canalización cada vez mayor, que les impide vivir adecuadamente en los márgenes.

Han desaparecido ya completamente del País Vasco y Cataluña. Lo mismo ocurre en Levante y en la provincia de Almería. El desvío de las aguas hacia el regadío también las afecta. Pero no sólo pasa ésto en nuestro país, en países como Italia o Inglaterra se pueden dar por extinguidas.

Lutra lutra.Que no me digan que no es guapísima.
Foto tomada de Wikipedia

Las previsiones no son nada halagüeñas para este animal en recesión desde hace años, pero ver sus huellas me supuso una alegría. Ojalá se recuperase, sería una buena señal para el medio ambiente, significaría que comienza a "florecer" de nuevo.
 



Por lo demás el hayedo estaba espectacular y plagado de setas, que para eso es la época.


Marcado por los ríos Lillas y Zarzas, que nacen en el valle glaciar de la Buitrera y por un bosque de hayas que es de los más meridionales de Europa, mirando alrededor parece que andas por los montes de León y Asturias. Para nada parecido a otros paisajes de Guadalajara por los que estoy acostumbrada a ir.


Recordando que es un parque natural, y que como tal, atrae a gente (ya he tocado este peliagudo tema muchas veces aquí), creo que en determinadas fechas hay que pedir cita para dejar el coche en el espacio reservado a tal efecto.

Se pueden hacer dos rutas, una larga, donde no ves hayas hasta unos cuantos kilómetros, y una más corta, que comienza en otro aparcamiento (al menos lo han dejado algo natural, y no hay cemento por ningún lado) y tras una subida caminando, llegas propiamente al hayedo en sí, lo que suele interesar a la mayoría de la gente.


Un bosque de cuento vestido con sus mejores galas de otoño.



¡¡¡Noooo, que la seta de David el Gnomo no se comeeee!!