domingo, 25 de enero de 2009

Huellas

Enlazando con la entrada del 18 de enero sobre el invierno y la nieve, nuestra ruta, que una vez más iniciamos en el cañón de Riaza para probar un nuevo complemento fotográfico de mi compañero con los buitres, nos sorprendía con esta imagen blanca.



Y mientras él se entretenía en mirar hacia el cielo, yo no hacía más que mirar hacia el suelo. Qué chivata que es la nieve. Me hizo mucho más interesante el camino pues no paraba de observar las huellas que los habitantes de cuatro patas del lugar habían dejado por allí.

He aquí la huella del corzo. Más pequeña que la del ciervo y algo más puntiaguda. Las hay por todas partes. Cuando va corriendo deja también impreso dos "rabitos" atrás de sus pezuñas secundarias.


¡Vaya! No me quiero imaginar qué han estado haciendo aquí parados, je je je.



Ésta es claramente una huella de jabalí. Muy ancha y con dos protuberancias a los lados en la parte de atrás.



Pude observar todos los caminos que tienen siguiendo sus huellas, y cómo hacen una especie de túneles al meterse entre las plantas, lo que hace muy difícil verlos.
Tienen la costumbre de levantar la tierra junto a las raíces para buscar larvas.


Con que has sido tú ¿eh? Y ahora vas dejando toda la nieve manchada de tierra. Aquí la prueba del delito. Si os fijaís, sigue dejando dos protuberancias marcadas en la parte de atrás. Jabalí claro.


Las huellas de zorro son muy similares a las de perro. Las de zorro son algo más alargadas y dejan más espacio entre unas almohadillas y otras. Sin embargo en las de perro el espacio es mínimo y se junta la impresión de atrás con las huellas delanteras.




Aparte hay un truquillo, y es tirar una línea recta desde una punta de la almohadilla lateral a la otra, y si cruza las almohadillas delanteras es un perro. Si no las cruza es un zorro. En éste caso lo hace mínimamente así que me quedo con la duda, pero apostaría por un zorro.


He aprendido a distinguir su olor debido a varias visitas nocturnas que nos ha hecho cuando hemos dormido en tienda de campaña. Todo lo que toca se queda impregnado de un olor que para mí es muy reconocible, incluso cuando paso por lugares por donde el zorro ha pasado puedo olerlo. No es olor a orín como algunos me preguntan, es olor...pues a "bicho". Es un olor que tengo reconocido y memorizado y que otras personas no son capaces de oler, pero mi nariz es sensible a ese olor, no sé por qué. Incluso a veces se me ha quedado impregnado en las manos y por más que me lavaba no terminaba de irse.

Estoy convencida de que si necesitásemos cazar para subsistir desarrollaríamos todos los sentidos que el vivir en una ciudad nos ha anulado. Yo creo que todos tenemos la capacidad, pero no la usamos porque no la necesitamos y por tanto no tenemos que memorizar ni aprender nada. Simplemente vamos al supermercado y nos compramos los filetes empaquetados.


Pero la nieve no es tan divertida para otros. Esta pequeña musarañita no ha podido resistir la nevada ni el frio y se ha quedado casi congelada.

Cuando os digan que si miráis a las musarañas ya sabéis qué se supone que estáis mirando.

Otra señal que los animales dejan se refleja en los troncos de los árboles.

Depende a la altura a la que estén te puedes imaginar el tamaño del animal o qué clase de animal es. Este árbol estaba descortezado por cuernos, seguramente los corzos que así marcan el territorio y dejan su olor con una glándula que tienen en la cabeza.


Los excrementos son otra fuente muy importante de información que es también curioso observar, pero no os preocupéis, esta parte me la salto. No voy a hacer el blog tan escatológico.

Para acabar dejo otra huella. Ayer hice otra ruta, no me llevé la cámara de fotos pero encontré una que me resulta muy graciosa, es una especie de manita, la que va dejando el tejón. Si hay colmenas cerca tened por seguro que algún tejón
(meles meles) las visita, la miel es su manjar preferido.

Foto tomada de www. sendaventura.blogspot.com

Bueno, y mientras yo miraba al suelo ¿mi compi qué ha hecho aparte de resbalarse por ir mirando al cielo?
...

Mito (Aegithalos Caudatus)

domingo, 18 de enero de 2009

El invierno más frio


Este aspecto presentaba aún el medieval pueblo de Ayllón el sábado cuando paramos a tomar un café para hacer una de nuestras rutas.

Y es que el frio no cesa, las bajas temperaturas que está sufriendo Castilla están haciendo de este invierno uno de los más frios desde hace años.

El hielo de los suelos continua sin deshacerse más de una semana después de caída la nevada.

Yo por mi parte ya me he acostumbrado. Ahora veo 2 grados en el termómetro y me alegro por no estar a cero o menos. ¡Dos grados! Qué gustazo y qué lujo.


La nieve también es buena aliada para observar muchas cosas, pero eso será...¡en el próximo capítulo!