Lo único que sabía de esta araña que ayer se cruzó en mi camino es que era una Atypus. Pero no sabría determinar si es una affinis, que por lo visto es la única que hay en España, o una muralis, que tambien habita en Europa. Para más INRI a mí se me asemeja igualmente a una Atypus karschi, pero tengo entendido que éstas últimas sólo habitan en Japón, China y Taiwán. Son todas muy parecidas, no en vano son del mismo género.
Las Atypus pertenecen al grupo de arañas migalomorfas, de las cuales la mayoría viven en zona tropical. En España tenemos la suerte de tener esta pequeña tarantulita, que en su caso no ocupaba más de dos centímetros.
Nunca me había topado con ninguna, no son muy fáciles de ver pues viven enterradas en el suelo entre 10 y 50 cm. en un ajugero recubierto de seda. ¿Qué hacía pues este ejemplar andando sin rumbo fijo en un día gris, lluvioso y frio? Lo primero que pensé es que estaba desorientado o enfermo, pues parecía ir lentamente dando tumbos de un lugar a otro sin más. ¿Qué le habría hecho aventurarse a la intemperie? Pues bien, el quid de la cuestión era la búsqueda de una hembra. Las arañas atypus macho salen de sus agujeros en otoño, buscando el hogar de una hembra con la que aparearse. Cuando encuentran el tubo de una hembra, sus patas y pedipalpos tamborilean en la entrada para entrar a copular con ella. Algo así como llamar a la puerta, si te abren bien, y si no pues mala suerte. A seguir bajo las condiciones climáticas adversas buscando otra que esté más dispuesta. Qué dura es la vida del "cortejador".
Los pedipalpos se encuentran bajo los quelíceros que ya conoceréis porque son los que inoculan el veneno a las presas. En los primeros (pedipalpos o palpos) es donde los machos tienen el órgano reproductor. En el caso del macho del vídeo, vemos que el palpo está abultado por el bulbo, su órgano copulador. En caso contrario, no tener estos abultamientos significaría que se trata de una hembra o un ejemplar joven.
Si nuestro pobre y congelado macho consigue entrar en el nido de alguna de su especie vivirá con ella dentro durante el invierno, hasta que envejezca, cuando muera será comido por ella. La hembra pondrá los huevos en el interior cuya eclosión será a finales del verano. Las crias permanecerán en el tubo con la madre hasta el comienzo de la primavera, meses en los cuales se podrá volver a observar a las Atypus hijas abandonando ya el nido para iniciar su propia vida completando así el ciclo natural de la existencia.
Las Atypus pertenecen al grupo de arañas migalomorfas, de las cuales la mayoría viven en zona tropical. En España tenemos la suerte de tener esta pequeña tarantulita, que en su caso no ocupaba más de dos centímetros.
Nunca me había topado con ninguna, no son muy fáciles de ver pues viven enterradas en el suelo entre 10 y 50 cm. en un ajugero recubierto de seda. ¿Qué hacía pues este ejemplar andando sin rumbo fijo en un día gris, lluvioso y frio? Lo primero que pensé es que estaba desorientado o enfermo, pues parecía ir lentamente dando tumbos de un lugar a otro sin más. ¿Qué le habría hecho aventurarse a la intemperie? Pues bien, el quid de la cuestión era la búsqueda de una hembra. Las arañas atypus macho salen de sus agujeros en otoño, buscando el hogar de una hembra con la que aparearse. Cuando encuentran el tubo de una hembra, sus patas y pedipalpos tamborilean en la entrada para entrar a copular con ella. Algo así como llamar a la puerta, si te abren bien, y si no pues mala suerte. A seguir bajo las condiciones climáticas adversas buscando otra que esté más dispuesta. Qué dura es la vida del "cortejador".
Los pedipalpos se encuentran bajo los quelíceros que ya conoceréis porque son los que inoculan el veneno a las presas. En los primeros (pedipalpos o palpos) es donde los machos tienen el órgano reproductor. En el caso del macho del vídeo, vemos que el palpo está abultado por el bulbo, su órgano copulador. En caso contrario, no tener estos abultamientos significaría que se trata de una hembra o un ejemplar joven.
Si nuestro pobre y congelado macho consigue entrar en el nido de alguna de su especie vivirá con ella dentro durante el invierno, hasta que envejezca, cuando muera será comido por ella. La hembra pondrá los huevos en el interior cuya eclosión será a finales del verano. Las crias permanecerán en el tubo con la madre hasta el comienzo de la primavera, meses en los cuales se podrá volver a observar a las Atypus hijas abandonando ya el nido para iniciar su propia vida completando así el ciclo natural de la existencia.
Aquí tenemos a nuestro efusivo machito siguiendo su instinto. No sabría si desearle suerte o no en su búsqueda de hembra, pues el encontrar un "hogar" confortable junto a una pareja que le aparte del tiempo desapacible de fuera le encaminará también hacia su propia muerte. Se podría decir que la naturaleza es traicionera a veces, manejando sus seres a placer con tal de que las especies perduren.