lunes, 5 de septiembre de 2011

La Tierra es hermosa





Reconozco que no tengo muchas ganas de escribir en el blog. Tengo muchas cosas que contar pero pocas ganas de sacarlas afuera y todas se me van quedando en el tintero. Aún fotos pendientes de Túnez, de las cuales ya ha pasado un año y algunas otras de Pirineos, cada cual con sus historias correspondientes.

Este verano no estuve en ningún destino exótico. Aparte de algún viaje por España acabé en Inglaterra, donde he pasado buenos momentos con amigos y familia que me han hecho olvidar que el mes pasado murió una de mis mascotas. 






Por lo cual voy a permitirme un post de desahogo. Hace doce años cometí el error de comprar una hembra de agaporni lutino para que hiciera compañía a un macho que alguien había encontrado en la calle y que me dió. Aún no tenía conciencia de lo que significa el comercio con animales, sobre el cual soy ahora absolutamente contraria. Y menos conciencia aún de lo que significa contribuir a extender una especie que no es autóctona de España. El caso es que ha estado conmigo doce años -el macho tiene unos quince años y aún está en casa- y cuanto más pasa el tiempo más tristeza siento al verlo metido en una jaula. Ahora comprendo que es una crueldad. Antes no lo entendía. Aunque sale de su jaula cada tiempo, no tiene una vida normal, jamás la ha tenido. Ni la hembra tampoco. No es justo para ellos. Y el castigo por mi ignorancia era verlos día tras día detrás de los barrotes, lo que me hace sentir muy mal cuando todos los fines de semana disfruto al ver pájaros en libertad volado sobre paisajes increíblemente bonitos.





Hace casi dos meses la hembra se rompió un ala, el húmero para ser exactos, debido a que al cogerla se asustó, escapó de mi hombro y tuvo un aterrizaje mal calculado de nuevo en su jaula. Es increíble cómo un animal que está acostumbrado a estar encerrado es incapaz casi de disfrutar la libertad y sólo se siente seguro entre barrotes. ¿Cómo somos capaces de hacerles ésto y anularlos completamente? Sobre mi conciencia pesa el haberla obligado a acercarse a mí. Desde entonces visitas contínuas al veterinario, sufrimiento del animal con las alas atadas para que el hueso soldase. Hasta un collarín insufrible para que no se quitase el vendaje, que le tuve que quitar finalmente porque se estaba volviendo loca.







El año anterior sufrió una distocia que le impedía expulsar un huevo. El final fue feliz, se lo sacaron, pero desde entonces ni siquiera la pude acercar al macho pues quedó con el útero en mal estado y le prohibieron hasta escucharle para que no entrase en celo. Alejada de su macho, alas atadas, collarines estresantes...¿No es eso matar a un animal en vida?

Finalmente al mes de romperse el ala murió debido a una infección. Aún no sé bien por qué. Antibióticos y antiinflamatorios formaron parte de su alimentación antes de morir. Ya no levantó cabeza. El ruido que hacía al respirar y que a mí me angustiaba sobremanera se acentuó. No hubo solución. Quizá los veterinarios demasiado preocupados en que el ala soldara no le dieron importancia a la infección que yo creo tenía desde el principio al clavársele el hueso en algún vaso sanguíneo.





 
Era muy fuerte, muy alegre y sociable, estuvo en su palo hasta el final, en el más alto de la jaula, intentando comer y sobrevivir. El día anterior aún cogía pipas de la mano y comía algún pellizco de dulce que como recompensa le solía dar de mi desayuno. Pero se había debilitado mucho y murió al día siguiente, un mes desde que se rompió el ala. Otra vez mi ignorancia. Creía que se recuperaría, la veía débil pero fuerte a la vez y confiaba en que saliese adelante.

Era una chispita de luz que ha estado dándome cariño durante doce años y que me ha hecho pensar lo delgada que es la línea entre la vida y la muerte.





Este sábado la enterré, bajo una tierra hermosa, tal como era ella.


22 comentarios:

David dijo...

Hola Mamen, siento lo del Agapornis y comparto todo lo que dices sobre lo de tener pájaros enjaulados. Yo de pequeño también tuve canarios y periquitos, como mucha otra gente. Aun recuerdo cuando siendo niño me regalaron un jilguero, alguién lo había campturado con red y mi tio me lo dio. Estuvo una semana en una esquina de la jaula hecho una bola, ni comía ni bebía, hasta que se murió. No se acostumbró a la cautividad. Nunca mas volví a tener un pájaro en una jaula.
Ahora, veo jilgueros en el jardín todos los fines de semana, crían en un un árbol al lado de mi ventana y cantan continuamente. No entiendo porqué hay que meterlos en una jaula cuando los tengo libres a mi lado.

Lienzo tierra dijo...

Hola David. Comparto opinión, sólo que yo lo aprendí tarde. Ahora sí puedo decir que JAMÁS volveré a tener un pájaro enjaulado. No hay mayor crímen que encerrar a un animal que está hecho para volar y surcar los cielos.

Gracias. Besos.

Lluís Sogorb dijo...

Aquí lo importante es comprender que los animales salvajes tienen que estar donde tienen que estar. Tú así lo has hecho. Por el contrario, hay quién pasa por la misma experiencia o parecida como la tuya y no lo entiende y sustituye el vacío dejado por otro prisionero alado.
Las experiencias, aunque sean dolorosas como estas, hay que tenerlas, pues nos hacen pensar y reflexionar y nos transforman en mejores personas.
Un abrazo y ánimo. Y ya lo creo que la Tierra es hermosa. Podíamos estar viviendo en el paraíso si nuestra relación con ella fuera otra. Personas como tú ayudan a creer que algún día será posible.
Un abrazo

Lienzo tierra dijo...

Gracias Lluís. Me emocionaron tus palabras.

Un abrazo.

Jesús Dorda dijo...

Lo siento mucho.
No es lo mismo el sufrimiento de un animal capturado en la naturaleza y la vida que lleva un animal que nació en cautividad, pero yo tampoco soporto ver a las aves cautivas. Sería diferente si tuviesen una gran pajarera donde desarrollar su vida de manera más natural, pero aún así.
La vida en libertad no es tampoco un lecho de rosas para un ave. Y viven mucho menos tiempo que cautivas.
Seguro que tu inseparable era feliz a su manera, entre otras cosas con tus cuidados y tu compañía. Ver un animal enfermo es muy triste, pero a veces salen adelante. En la naturaleza no hay esas contemplaciones.
Un abrazo

jesus dijo...

venga mamen, ponte las pilas, molan tus entradas. y hasta las proximas vacaciones quedan un monton de dias que llenar:-)

Lienzo tierra dijo...

-Hola J. Dorda. Ya, sé que en libertad hubiera muerto ya por la distocia, pero bueno, casi que vale más vivir plenamente y morir antes, que vivir encarcelado y morir después. Al menos yo pienso así. Una vida es más dura físicamente y la otra lo es psíquicamente. Porque el macho que tengo tiene un trastorno desde que me lo dieron, se arranca las plumas desde siempre. Ansiedad. Y no soy capaz de corregirle eso, menos después de 15 años haciendo lo mismo. En fin, que los animales lo que tienen es que estar libres en su hábitat natural.

-Gracias Jesús. Sip, a ver si me pongo las pilas, que no me encuentro yo muy motivada.

Besos!

diminuto blog dijo...

A pesar del poso dramático en tu entrada, la misma me parece alegre, Mamen. Me produce alegría cuando alguien cuenta quién fue ayer y cómo y por qué ha evolucionado hasta ser quien es hoy.
No voy a aburrirte contándote quién fui yo, así que me limito a enviarte un pedazo de beso que no te lo acabas para decirte que hoy, yo también soy otro; y creo que un poquito mejor.

PD:
No tengo pizquitas de ganas de publicar nada, por ahora.

;-)

Lienzo tierra dijo...

Gracias señor Diminuto. Recibiendo el beso aún. He evolucionado mentalmente, pero ha sido a lo largo de los años, poco a poco, me ha cambiado mucho la forma de pensar, gracias a gente que tengo al lado cada día y gente que informa en blogs como los vuestros, que hacen muy buena labor.

Sí, en el fondo no es una entrada triste. Es una combinación extraña, la naturaleza en sí misma. Muerte y vida. Y qué bonito lo que nos ofrece la tierra en vida. Aprovecho para decir que las fotos son de Pirineos, tierra hermosa efectivamente donde las haya.

Beso!

Troglo Jones dijo...

Pues se siente, Mamen. La vida tiene estos momentos. Lo bueno es que nos enseñen a verla de otra manera, como ha sido tu caso. A mí ver los pájaros en jaulas siempre me ha hecho mucha impresión.

Abrazos.

Lienzo tierra dijo...

Gracias Troglo. Tú a cuidar a P.Bocazas, que luego mira lo que pasa.

¡Y no le dejes beber tanto whisky!

Abrazos.

Mr Blogger dijo...

Recuérdala por todos esos buenos momentos que pasaste por ella y no por los sufrimientos. Y bueno, aunque encerrada contigo tuvo una vida mucho mejor de lo que podía haber tenido con otros dueños (aunque la libertad es la libertad, claro).

Lienzo tierra dijo...

¿Quién sabe? Gracias Mr. Bsos.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Lo siento y entiendo tu abatimiento.
Ahora vuela en tus sueños.
Un abrazo y mucho ánimo.

Lienzo tierra dijo...

Gracias FJavier. Eso espero, que vuele libre allá por donde esté.

Besos.

Javier G. Pérez dijo...

Bueno Mamen, tuviste un tiempo bien aprovechado con el ave en mutua compañía que no debes olvidar a pesar de tan triste final. Todo tiene un antes y un después, en este caso, quédate con el antes.

Saludos.

fenixavisunica dijo...

Tu dolor te hace pensar, te hace débil, y te entristece (y a mí un poco también), lo que significa que eres humana, que tienes corazón, y que no eres (afortunadamente) de piedra.
La libertad es un bien esencial para todos, humanos o animales, pero cuando no hay más remedio que vivir en cautividad, se puede hacer más o menos agradable la estancia según sea el carcelero, y en este caso, me da que hiciste todo lo posible por hacer digna la vida de los agapornis, no creo que tengas que tener remordimientos: hiciste lo que pudiste con mucho cariño.
Los animales en libertad también sufren, a veces terriblemente, y al menos los agapornis fueron trascendentes, significaron algo para alguien (para tí).
No escribo esto por consuelo: creo sinceramente en vivir una vida con orgullo, aunque sea entre barrotes.
Todos vamos a morir, todos, aunque a la mayoría no se les pase por la cabeza y talmente parezca que serán inmortales.
Creo que hay que empezar a pensar no en términos de vida o muerte, sino en dignidad o indignidad (en la vida, en la enfermedad, en la muerte...), y en tu caso diste dignidad a 2 pobres aves que en muchas manos...venga, no te lo pienses más, disfruta del recuerdo de los buenos momentos, y disfruta de tí misma, y de tu sensibilidad, que tantas veces nos has demostrado en estas líneas.
La mayoría de las mascotas mueren antes que sus dueños, y es triste, pero si su muerte sirve para hacernos más humanos, y para ser más dulces con los animales, creo que merece la pena convivir a su lado, aunque haya momentos dramáticos.
Al fin y al cabo, vivir consiste en eso, hay que llorar, pero también hay que salir adelante con más ganas que antes. Un saludo, y ánimo.

Lienzo tierra dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios Javier y Fenix. Y bienvenid@ Fenix!

Saludos.

fenixavisunica dijo...

Gracias a tí por hacernos pensar y por contar las cosas de esa manera tan especial, además me diste ánimos cuando cerré hace unos meses mi anterior blog, y lo menos que podía hacer era darte ánimos a tí ahora.

Lienzo tierra dijo...

Ahá! Ya sé quién eres. Pues muchas gracias señor Fénix! Mucho gusto en volver a leerte. Espero que todo te vaya bien.

Besos!

Josélez dijo...

Hola, Mamen. Apenado por tu pérdida, me acuerdo que hace un par de días también fui a enterrar una mascota. Era un perro. Era de mi hermano, pero como si fuera mío. Es increíble lo que te pueden hacer sentir los animales. Yo estoy un poco más depre aunque contento, pq era viejecito, y ya no podía hacer muchas cosas. Además empezó a tener ataques, en los que se quedaba como muerto. Pero el suplicio acabó muy rápido. Creemos que no sufrió.
Nos queda el consuelo de todo lo q vivimos con él, de todo el cariño que nos sacó de dentro, y de que ha sido muy feliz, ha salido mucho al campo, q era lo q más le gustaba.
A mi tampoco me gustan los animales en nuestras casas, creo q es algo antinatural, no viven en su medio, no viven igual.
Me ha gustado la entrada, a pesar de todo, porque como ya has dicho, lleva un mensaje positivo. Es verdad que la privación de libertad parece más grave en pájaros, por lo de la jaula y demás, pero en cualquier caso atamos a un ser vivo a nosotros y, en definitiva, no me gusta.
Perdona por el rollo que he soltado, Mamen, pero estoy todavía afectado y me repito mucho.

Un beso muy gordo, y ¡anímate! (Ya ves que tienes aquí tu legión de seguidores particular a los que nos gustan mucho tus entradas).

Lienzo tierra dijo...

Hola Josélez! Muchas gracias por el comentario. Sip, hay veces que los animales te hacen sentir mucho más que las personas. Por pequeños que sean, pero es que son una vidita que te acompañó y dio cariño durante años.

Animos a tí también. Muchos besos!