jueves, 7 de octubre de 2010

Un sábado mágico

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Como he comentado en el enlace anterior, este sábado pasado me pareció de lo más mágico. Estuvimos en una zona con una gran riqueza faunística. Vimos corzos, ciervos y jabalíes. Lamentablemente no hay foto de ninguno.


La familia de jabalíes nos la encontramos de sopetón después de ver numerosos indicios de su presencia, sobre todo sus característicos revolcaderos de barro, donde hasta habían dejado la impronta de la huella de su pelaje. Se veía perfectamente el sentido del crecimiento del pelo e incluso algunos pelillos perdidos incrustados en el lodo. Lo que no entiendo es cómo no descubrieron nuestra llegada antes, con lo esquivos que son, pues prácticamente estaban tumbados en el suelo metros más allá, y al toparnos -con susto mutuo- salieron como una bala en todas direcciones. Es cierto que había mucha vegetación, de ahí que ni nos vieran ni les viéramos hasta estar encima pero ¿y su prodigioso olfato? Yo prácticamente no les vi al ir en tercera posición de los cuatro que íbamos en fila india para ir sorteando la vegetación, pero escucharlos lo hice bien, y no me pareció que se alejasen mucho tras el encuentro. Se les oía gruñir y pisotear el suelo. El gruñido supongo que sería la voz de alarma, aviso de huída. Miento si digo que no me invadió ningún temor al tenerlos tan cerca, aunque no he oído a nadie que haya sido atacado por un jabalí.

Quedamos quietos unos instantes sin saber qué hacer, pues no sabíamos si tenían salida más adelante o no, y por eso se habían quedado cerca. Al poco ni un ruido más. Decidimos avanzar y ni rastro.




Llegamos a una peña con unas vistas espectaculares, que por más que intente describir me va a ser imposible, ni siquiera la fotografía le hace justicia. Los buitres volando en la lejanía con el sol reflejando en su plumaje, el rio encañonándose entre paredes calizas, los álamos ya cuasi amarillentos delatando su presencia antes de reparar en el brillo del agua, y los aviones roqueros haciendo acrobacias a toda velocidad sobre nuestras cabezas, a tanta que se les oía cortar el viento. El mismo que nos despeinaba y junto con el sol nos curtía la piel. 

De esos sitios donde te das cuenta de lo bella que es la tierra y de que sólo por ver estas imágenes, hinchar los pulmones de aire fresco y disfrutar de este momento merece la pena vivir.


Y aquí llegó el momento más mágico, sobre todo porque lo disfruté en soledad, y eso parece multiplicar su belleza. Sentada en el mirador natural aún observando la bella estampa que describo, apareció de repente un ciervo en la ladera de en frente, a escasos metros, enorme a juzgar por dónde le llegaba la vegetación al lomo, que a mí me llegaba casi por el hombro, precioso, de un color pardo rojizo, con unos cuernos impresionantes. Inmóvil con la esperanza de que no me descubriera disfruté de él unos momentos hasta que se perdió entre la espesura. Nunca he visto un ciervo tan cercano y tan bien visto, y sobre todo tan bonito. Qué ejemplar tan bello. Fue un momento muy mágico,  no dispongo de foto al estar sola, lo siento. Mis compañeros que estaban alejados de mí, a los que yo había perdido la pista, también lo vieron, pero les duró menos su visión y no les dió tiempo a obtener documento gráfico. Así son estas cosas, tan breves pero tan maravillosas, para quedar en la retina y en el recuerdo por siempre.



Según fue avanzando la tarde visiones fugaces de corzos que se nos cruzaban en el camino, los astutos duendes del bosque que apenas se dejan ver. Un "plumerillo" blanco por aquí, un salto por allá, pero nada que la cámara tuviera tiempo de captar.


Para terminar el día mágico y nuestra suerte, nos encontramos esta cornamenta de ciervo de 7 puntas que pesa lo suyo. No sé si el propietario la perdería este pasado mes de Targelión como decía Aristóteles (mes de mayo) en su Historia Animalium, que es cuando se produce el desmogue aproximadamente o quizá en alguna primavera años atrás, pues sólo conservaba intactas 5 puntas, las otras 2 a mi parecer estaban mordisqueadas, se notaba marca de dientes.  ¿Algún zorro la habría aprovechado como fuente de calcio? ¿Puede ser? Explicadme los entendidos. Se la notaba bastante desgastada, como envejecida.




Pero la magia no había acabado aún, en cuanto oscureció comenzó la berrea. Es la primera vez que la oigo, me encantó, como si estuviera asistiendo a un espectáculo más que la naturaleza nos tenía reservado y sobre lo que versan los vídeos de la entrada anterior.

¡El día tan satisfactorio nos hacía su último regalo!
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22 comentarios:

Lienzo tierra dijo...

Si alguien me ayuda a identificar la seta le estaría agradecida...;)

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Días así no se olvidan jamás. Te deseo muchos.
En cuanto al encuentro con los jabalíes, siempre estremece verlos de cerca y es posible que no os sintieran porque avanzaseis hacia ellos con el viento de cara.

Saludos.

Lienzo tierra dijo...

Muchas gracias Javier, sí, también he pensado lo del viento. Seguramente fue eso.

Sí que fue un día especial, al menos para mí. Me llenan tanto que mantengo el recuerdo por siempre. Sonará algo "pasteloso" pero es verdad, de lo mejorcito que hago en esta vida.

Un beso!!

Javier G. Pérez dijo...

Pues si que ha sido una interesante velada y muy productiva, por cierto. Nadie se encuentra por la cara una cuerna en un monte con tanta vegetación. Las marcas en la cuerna podrían ser de roedores, estos por gastar los incisivos son capaces de todo.

Ahora intenta encontrar la otra parte.

Saludos.

jesus dijo...

deberias enmarcar al hoja del calendario de ese día.

Anónimo dijo...

Miazuldemar, no suenan para nada pastelosas estas entradas: desprenden amor por lo que haces, pasión por la naturaleza... y como dice Fco. Javier, son días que no se olvidan, qué duda cabe. Estas pequeños momentos son los que hacen que nuestra vida sea aún más merecedora de ser vivida y disfrutada.

Me encantó la entrada anterior, con ese sonido mágico, embrujador, y esta, repleta de regalos y sorpresas de un día inolvidable.

Un abrazo.

Lienzo tierra dijo...

Ah! Pues puede ser de roedor! Claro! Sí Javier, además que esa parte estaba toda llena de ramaje en el suelo, tuvimos mucha suerte en distinguirlo. En tantísimos años saliendo al monte es la primera que encontramos ¿eh? Tengo otra en casa, pero ésa fue regalada. Y luego tengo un cuernito de corzo, que ésa también fue encontrada. Pero tengo que decir que yo no las veo nunca, es mi compi el que se encontró las dos. Yo no sé ver, miro sin ver ;) Tendré que prestar más atención. Luego supongo que hay gente que se sabe las zonas, cuando iba a Los Picos había gente que tenía una montaña (literal) de cuernos. La que tengo en casa me la regalaron allí.
Lo de encontrar la otra parte puede ser muuuuuy complicado, jaja.
Bsos!

Lienzo tierra dijo...

-Jesús tendría tantos días que enmarcar! Pero sí! Éste fue muy especial ;) Gracias!

-Muchas gracias Trota. Me alegro de que te haya gustado. Otro abrazo!

José-Elías Rodríguez dijo...

La seta es una Lepiota procera o parasol. Se nota por su pie rayado en zig-zag. Son comestibles, pero hay que tener mucho ciudado y no consumir lepiotas de menos de 10 cm de diámetro por su posible confusión con otras lepiotas tóxicas (las menores de este tamaño pueden serlo). En cuanto a la cuerna, un guarda me dijo una vez que los propios ciervos pueden mordisquear las cuernas para proveerse de calcio.

Asterina dijo...

Gracias por compartir ese momento tan especial con la naturaleza, cuando la respetamos y la amamos siempre nos da regalos inolvidables. Impresionante el cuerno!
Un besito

Mr Blogger dijo...

Que bueno, así da gusto salir al campo :)

Ralph dijo...

Desde luego tanto defender a los pobres animalitos y después le robas un cuerno a un alce mientras está en el excusado es que eres incorregible ;)

Jesús Dorda dijo...

Como ya te han comentado, tanto puede ser algún roedor el que aprovechó el calcio de la cuerna como los propios ciervos, pues tienen mucha necesidad de calcio para formar las nuevas astas. Puede distinguirse que los roedores dejan las marcas de dos en dos, paralelas y unas al lado de las otras. Otros animales son más "desordenados". También los erizos suelen mordisquearlos.
En cuanto a los jabalíes, estoy convencido de que sabían perfectamente de vuestra presencia y que os estabáis acercando, pero no tienen necesidad de levantarse si pueden pasar desapercibidos. Cuando ya no hay más remedio salen al trote.
Los cazadores, para presumir de lances de caza, son los únicos "atacados" por jabalíes.
El otoño es muy especial, la más misteriosa de las estaciones.

Lienzo tierra dijo...

--Ah! Muchas gracias por la identificación José Elías. Tengo que "empollarme" las guías de setas porque es otro mundillo apasionante, a ver si algún día me centro. Gracias por la aportación!!!!!

--Sí Aster, nos regala tantas cosas! Qué pena los que no saben disfrutarla. Se pierden una parte muy importante de la vida. Además son nuestros orígenes. Un beso.

--Qué tal Mr? Ralph? Jejeje, ya veis, pues sí, el caso que si la cuerna es aprovechada por otros animales da hasta cosa llevársela a casa para tenerla de adorno. La próxima vez me lo pienso ;)

--Hola Jesús!!! Pues por lo que cuentas tenía pinta de ser de roedor, por la marca de los dientes en una punta especialmente. Las otras lo mismo habían sido aprovechadas por otros animales.
Lo de los cazadores es triste. Había bastantes puestos de caza en la zona. Y muchos sitios donde habían echado aceite o gasoil para atraer a los jabalíes. Latas de éste tiradas por algunas partes (ellos que aman tanto la naturaleza). Zonas en las que ya no crece la vegetación, está toda quemada debido al aceite. Tengo entendido que ésto está prohibido ¿no? Me pongo de los nervios viendo estas cosas, lo que unos tanto amamos otros se encargan de destrozarlo. Es la eterna lucha senderista/naturalista-cazador. En fin...(pfffffffff!!!!!)
Gracias Jesús!!!

Josélez dijo...

Alucinante el día, ¿eh? Me alegro. Como ya ha dicho alguno, días así son inolvidables. Yo tuve una experiencia similar con unos jabalíes, pero de noche. Fue aterrador porque se les oía muchísimo, aunque luego no estaban tan cerca como parecía. De todas formas fue una experiencia de las que no se olvidan.

¡Qué suerte lo de la cuerna! Me alegro que lo pasarais tan bien. Da gusto imaginar la emoción que sentisteis en esos momentos...
Besotes

Lienzo tierra dijo...

Hola Josélez! Gracias por pasarte. Sí, de noche también he tenido alguna experiencia con jabalíes, el caso es que como no veía nada casi que era mejor, jajajaja, porque sólo los oía y no sé por qué, pero no me impuso tanto esa vez (porque suponia que huían a nuestro paso) como esta última en la que los ruidos no desaparecían y sabía que se quedaban cerca, tardaron en cesar por completo.

Un saludo!!!! :)

Lluís Sogorb dijo...

Sólo la naturaleza nos obsequia con tan valiosos instantes y que además son completamente gratuitos.
Destacar también el resto de entradas que no había podido leer tranquilamente todavía y que ya se me habían acumulado unas cuántas. Como bien decías más abajo, que pena que los días no tengan 36 horas, aunque si las tuvieran, yo creo que ya se encargaría alguien de que nos siguiera faltando tiempo.
Saludos
Lluís

Lienzo tierra dijo...

Hola Lluís. Sí, la naturaleza te da todo a cambio de nada, bueno, sólamente de que la dejes en paz.

No te preocupes, tampoco tengo ahora demasiado tiempo para los blogs. Así que podrás leer a tu ritmo ;). ¡Que el tiempo es oro!

Muchas gracias por interesarte por mi blog. Por cierto, que tengo pendiente mandarte la foto de "mi" herrerillo capuchino tan bien colgadito, presidiendo la entrada de mi habitación desde hace semanas!! ;)

Besos!!

Lluís Sogorb dijo...

Me encantará ver que tal ha quedado y como se ha adaptado a su nuevo hogar, que a buen seguro que se ha sentido como en casa, por el mimo y atenciones que se le dispensan.
Otro beso para ti.

diminuto blog dijo...

"...ni siquiera la fotografía le hace justicia"

Caray, pero ya te encargas tú de ajustar la palabra.

Entiendo que cuando se desea compartir sensaciones, se echa de menos la cámara, y para intentar documentar unas formas y unos colores. Pero ni falta que me hace:
En tus palabras se percibe el aroma de lo genuino.
Y de la generosidad.

Lienzo tierra dijo...

Muchas gracias Diminuto. Tus palabras también suenan muy sinceras ;)

En mi muy humilde opinión -a sus pies, señor fotógrafo- una fotografía nunca hace justicia a la realidad. En ésta faltan muchas sensaciones que la complementaban: el viento, el olor, el calor de los rayos del sol incidiendo en el rostro, sentir cómo se te despeina el cabello...Y sobre todo la vista en 360ºC que en ese momento era espectacular mirases por donde mirases. Así que ésto que muestro se queda en una pequeñita parte.

Un abrazo "Señor de las moscas" ;););)

diminuto blog dijo...

;-)