martes, 15 de julio de 2014

Disfrutando con los primillas





Hace unos días nos acercamos a obsevar una colonia de cernícalos primillas. Los pollos esperaban a los padres en los nidos mientras nos divisaban desde lo alto del campanario con curiosidad.

 
 


Cada cierto tiempo "papá primilla" llegaba con su presa para cebar a los pollos, pero como no era nuestra intención interferir en tan delicada tarea, a pesar de estar lejos, no estuvimos apenas tiempo, así que preferimos dedicarnos a pasear observando a otros congéneres menos atareados.






Esta hembrita de primilla nos deleitó un buen rato con unos cuantos posados. De lo más relajada. Apenas le importaba nuestra presencia. Se estiraba, emitía sonidos, volvía a estirar las alas...

 


 


Y no cesaba de mirar cómo sus "colegas" hacían acrobacias en el aire.





Gracias a Juanfer Reboto por identificarnos estas hembras como primillas, ya que en vuelo se nos hace aún complicado diferenciarlas de las comunes.






Aquí otra hembra, algo más recelosa, que no gustaba tanto de nuestra presencia. En cuanto lo notamos, nos retiramos.




 
 

Otros regalos de la jornada:



Una preciosa oropéndola. La segunda que vemos este año. 




Ruiseñor común.


De vuelta al pueblo los cernícalos siguieron deleitándonos con sus acrobacias.



¡Esto se llama disfrutar del cielo! ¡Quién fuera ave!
.
.

6 comentarios:

Xabi dijo...

que bonito y que fotos mas preciosas bueno la naturaleza lo es ,pero el dedo y el ojo del fotógrafo también
FELIZ SEMANA
BESOS

Lienzo tierra dijo...

Gracias TxaTxa! Creo que una foto nunca hace justicia a la realidad. La naturaleza es mucho más bella sin mirar por ningún objetivo. Saludos!

Javier G. Pérez dijo...

Pues ya es complicado pillar a una oropéndola, lo mas fácil es ver un meteorito amarillo de árbol en árbol.
Bonitos primillas, yo estuve viendo cuatro jóvenes de cernícalo vulgar. Es un tremendo pasatiempo verlos volar y perfeccionándose en el vuelo.

Saludos.

Lienzo tierra dijo...

Hola Javier. Sí que se disfruta y mucho con los vuelos de los cernícalos. Y se les envidia también. La oropéndola, las dos únicas veces que la vi este año como bien dices, una bala amarilla. Pero mira, una de ellas ahí pillada in fraganti! Un saludo!

Jesús Dorda dijo...

Muy bonitos. Me ocurrió el año pasado, en un pueblo de Zamora, que no los pude fotografiar a gusto porque estaban muy recelosos y eso que les veía desde una calle de pueblo donde se deberían haber acostumbrado al paso de la gente. Eso de que alguien se parase a mirar no les hacía ninguna gracia... ¡como a ciertos paisanos!
Un abrazo.

Lienzo tierra dijo...

Sí! La mayoría no lo llevan muy bien. Ven algo raro. Además cuando lo notamos, nos alejamos, porque a mí no me gusta molestar. Pero si das con uno como la hembrita en el tejado, que no nos hacía ni caso y nos dejó fotografiarla a placer, pues es un gustazo!!!! Me encantaba verla tan relajada. Se disfruta mucho más, claro. Saludos Jesús!